El Encanto de Antioquía: Un tesoro escondido a pocas horas de Lima

A solo tres horas de Lima, Antioquía es un destino que está lleno de magia y encanto. Este pintoresco pueblo, ubicado en la provincia de Huarochirí, es conocido por sus coloridas casas que parecen salidas de un cuento de hadas. Cada pared y rincón están decorados con vibrantes murales que relatan la historia y cultura de la región, convirtiendo a Antioquía en una galería de arte al aire libre.

Caminar por las calles de Antioquía es como formar parte de un lienzo vivo. Los murales, creados por los mismos pobladores y artistas locales, reflejan la flora, fauna y tradiciones de la zona. Las casas, pintadas con tonos alegres y motivos andinos, contrastan de manera armoniosa con el cielo azul y el paisaje montañoso que rodea el pueblo.
Además del arte, Antioquía ofrece la posibilidad de disfrutar de la naturaleza. Sus alrededores son ideales para caminatas y paseos en bicicleta, permitiendo a los visitantes conectarse con la tranquilidad del campo y respirar aire puro.

La gastronomía local es otro de los encantos de Antioquía. Aquí, se puede degustar platos típicos como la contundente pachamanca, una diversidad de carnes acompañadas de papas y maíz cocido bajo tierra, que deleita el paladar con sus sabores únicos. Además, del tradicional choclo con queso.

Para los amantes de los dulces, la zona es famosa por su producción de manzanas y membrillos. Con estas frutas se elaboran deliciosos postres como la mazamorra y el dulce de membrillo, que son un verdadero placer para el paladar.

La historia de Antioquía es un ejemplo de creatividad para impulsar el crecimiento económico de la localidad. En los años noventa, el Centro de Investigación, Educación y Desarrollo (CIED) trabajaba para impulsar el desarrollo agrícola en la zona, cuando se dio cuenta de que necesitaban hacer algo más grande. Para ello, en el año 2003 se plantearon el objetivo de atraer más visitantes a través del turismo.

Así, nació el proyecto “Colores para Antioquía”, con el cual transformaron esta localidad literalmente en una galería de arte. El primer paso fue concientizar a la población a través de talleres de artes plásticas, con expertos que instruyeron a las familias del pueblo. Luego, se realizó un concurso internacional para elegir el diseño artístico que llevaría el distrito. El pintor peruano Enrique Bustamante fue el ganador. Es así que, en el año 2004, el artista pintó Antioquía. Empezó por las escuelas, la iglesia, el local comunal, y siguió con las casas y varios espacios públicos.

Antioquía es uno de esos lugares que, una vez visitado, se queda en la memoria y en el corazón. Su ambiente tranquilo, su arte en cada esquina y la calidez de su gente hacen de este pueblo un destino perfecto para una escapada de fin de semana. Ya sea que busquen un lugar para relajarse, disfrutar de la naturaleza o simplemente descubrir un rincón lleno de color y vida, Antioquia tiene algo especial que ofrecer.